Se recuperó con una victoria ante el Granate en la que mostró a varios chicos y a Pavón en gran nivel. Fue un regalo para la gente, bancó a los pibes e insultó a la Conmebol por las sanciones.
Fue la clase de Almendra. Los huevos de Weigandt. Las buenas intenciones de Montes. La eficacia de Vázquez. La frescura de Molinas. La frescura de Molinas. Fue el mensaje de Battaglia. La decisión del Consejo. Fue la gente. Fue, también, en parte, la fortuna. Pavón, que no iba a jugar, se metió en el 11 por la ventana y se pareció al Pavón ágil y voraz de los viejos buenos tiempos. Porque Weigandt jugó por la convocatoria de Advíncula y Montes, por el flojo rendimiento de González en el clásico. Fueron los pibes, en definitiva, los que le cambiaron la cara a Boca después de la piña en el clásico. Fue el mejor partido de la era Battaglia.
Seguramente Battaglia se esta reemplanteando por estos momentos haber cambiado tanto para enfrentar al River de Marcelo Gallardo.
Marcelo Weigandt, Almendra, Luis Vázquez y Cristian Pavón, a través de un tiro penal, le dieron forma a este éxito xeneize, Lanús, un elenco irregular que exhibió dos caras muy opuestas (una defensiva y la otra, contundente, en ataque), convirtió a través de Ignacio Malcorra y Diego Braghieri.